"El color es en general un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma. El ojo es el martillo templador. El alma es un piano con muchas cuerdas. El artista es la mano que, mediante una tecla determinada, hace vibrar el alma humana"

Wassily Kandinsky


jueves, 12 de noviembre de 2020

...¿Mundamos el cambio?...No, no... quiero decir... ¿Palabramos los cambios?... ¿Palabramos con juegos?... ¿o con palabros?... ¿O con-jugamos? o... ¿Nos trabucamos y lo pasamos bien?

              

Profundizando más, la jitanjáfora, aparte de un tipo especial de metáfora, es un texto literario de significado absurdo compuesto deliberadamente de forma que exista incompatibilidad semántica entre las palabras que lo componen. Como tal se puede considerar muy similar al monólogo automático de los surrealistas puros, con la sola diferencia de que asume la tradición métrica, aunque en prosa también se escribieron jitanjáforas, como por ejemplo la de Julio Cortázar en el capítulo 68 de "Rayuela":

 "Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvaje ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se torludaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa.

¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias".

La TRABUCACIÓN consiste en intercambiar dos palabras en una frase o verso. He aquí dos ejemplos: 

"Asómate a esa vergüenza, 
cara de poca ventana 
y dame un jarro de sed, 
que me estoy muriendo de agua". 
(Popular castellano) 




En el siguiente juego... se sustantivizan los verbos y se verbalizan los sustantivos?... qué lío..!



LA SERENATA

"Ahora que los ladros perran,
ahora que los cantos gallan,
ahora que, albando la toca,
las altas suenan campanan,
y que los rebuznos burran,
y que los gorjeos pájaran,
y que los silbos serenan,
y que los gruños marranan,
y que la aurorada rosa
los extensos doros campa...
tengo los tiesos tan dedos
que hasta los tiemblos me piernan".

(Copla trastocada por Agustín Aguilar). 



La falta de rigor
Según los verbos, los almaceneros almacenan, los pintores pintan, los abogados abogan, los asesinos asesinan, los cantores cantan, los amantes aman y los vivos viven. Sin embargo, los niños no niñan, ni los ladrones ladran. Y los muertos no mueren.

(Inevitable reflexión ante los verbos que no verban)
Poemas plagiados. Esteban Peicovich


Al horitaña de la montazonte
La violondrina y el goloncelo
Descolgada esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina
Ya viene viene la golonfina
Ya viene la golontrina
Ya viene la goloncima
Viene la golonchina
Viene la golonclima
Ya viene la golonrima
Ya viene la golonrisa
La golonniña
La golongira
La goionlira
La golonbrisa
La golonchilla
Ya viene la golondía
Y la noche encoge sus uñas como el leopardo
Ya viene la golontrina
Que tiene un nido en cada uno de los dos calores
Como yo lo tengo en los cuatro horizontes
Viene la golonrisa
Y las olas se levantan en la punta de los pies
Viene la golonniña
Y siente un vahído la cabeza de la montaña
Viene la golongira
Y el viento se hace parábola de sílfides en orgía
Se llenan de notas los hilos telefónicos
Se duerme el ocaso con la cabeza escondida
Y el árbol con el pulso afiebrado.
 
 Altazor

Fragmento del Canto IV

Vicente Huidodro

 


 

 

 

 


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